jueves, 15 de marzo de 2012

DE LITERATURA Y LITERATOS (II). LOS LECTORES NO SON "TONTOS DEL CULO"


No voy a negar, porque sería absurdo, que escribir una historia de cualquier género o estilo, es difícil y requiere un esfuerzo. Grato diría yo, pero esfuerzo al fin y al cabo. Siguiendo la misma línea, también he de admitir que si bien todo el mundo puede escribir, no todos son capaces de trasmitir lo que desean a través de las palabras. Continuando con las obviedades, es lógico pensar que leer requiere menos esfuerzo que escribir. Pero estas afirmaciones que están al alcance de cualquier lógica, no tienen que servir de asidero a ningún autor para pensar que está en un nivel superior al lector. Porque nada hay más lejos de la realidad.

Últimamente he participado en debates y foros, donde algunos autores ponían en entredicho la capacidad el lector para decidir qué obra era la que más le gustaba, apelando a su falta de conocimiento técnico sobre narrativa y literatura. Pero es que hay que diferenciar entre lector y crítico; y entre leer y corregir. El conocimiento sobre gramática, semántica, lingüística… narrativa y literatura en general, no son necesarios para decidir si una novela te gusta o no.

A veces creo que la paranoia se ha instalado en la mente de algunos colegas. Nuestro trabajo no está siendo continuamente juzgado, no desde el punto de vista técnico. Y es que perdemos la visión del porqué se escribe: para entretener, no para poner el libro en un museo. Y lo peor no es eso. Sino que en el afán por hacer la obra perfecta (está claro que todos queremos hacerlo cada vez mejor), estos escritores erran el rumbo y la emprenden contra los lectores por elegir una novela que, bajo su punto de vista (y posiblemente sea correcto) carece de calidad técnica. Y es que no puedo creer que una persona que inventa realidades tenga la mente tan obtusa, que no sea capaz entender que al lector le gusta o no una obra, en función de muchos parámetros más que no tienen que ver con la técnica.

Ahí es cuando se pasa de “lo peor” a “lo triste”, arremetiendo contra los dos colectivos que por definición constituyen el mundo literario en sí. Escritores y lectores. Cuando una obra, que técnicamente es mejorable, o muy mejorable, es leída o descargada por muchos lectores, entonces llegan las “críticas constructivas”: es una mierda, dedícate a otra cosa, menuda bazofia… y otras lindezas por el estilo (ya hablamos de esto en el artículo anterior). Y justo después se comete el peor  error en el que un escritor puede incurrir; ataca al lector, poniendo en tela de juicio sus gustos literarios y su criterio. Vulnerando, con desprecio, su derecho de elegir la obra que más le guste.

No. Los lectores no son “tontos del culo” al decantarse por una novela que puede que no sea… buena desde el punto de vista técnico. No son “tontos del culo” por elegir una novela que yo no elegiría. No son “tontos del culo” por no tener grandes conocimientos técnicos de narrativa. No son “tontos del culo” por tener criterio propio, aunque no estemos de acuerdo con él. No son “tontos del culo” por no escoger mi obra… Sí. En el fondo es posible que sólo sea envidia. Esa que a veces nos corroe por dentro y que hace salir lo peor de nosotros mismos. Por ejemplo, la prepotencia y arrogancia suficientes para permitirse el lujo de despreciar a los lectores y a sus “colegas” de profesión.

Hay que entender que si alguien está por encima de alguien, ese es el lector. Porque sin él, nosotros no somos nada. Tan sólo una “panda de mentirosos de la ficción”, que nos tendríamos que halagar los unos a los otros para aplacar nuestro ego. El mismo que impide ver que sólo somos “creadores de entretenimiento”.

ENRIQUE CABRERA

4 comentarios:

  1. La humildad es un recurso no renovable,y cada día escasea más...

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  2. Hay una envidia y digamos lucha intelectual entre los libros de "autor" para paladares exquisitos y los super-ventas que lee todo el mundo.
    Supongo que cada género tiene su público.
    Una premisa importante es tener en cuenta los derechos del lector que proponía Penac en su decálogo, no tiene desperdicio.


    Buen artículo!

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  3. Hace un par de días comentaba esto mismo con un grupo de amigos "del oficio" y llegábamos a la conclusión de que lo único capaz de hacer quedar a un artista como un gilipollas es el ego. Pienso que hay muchísimos autores alegres que no se paran a pensar que si su obra no funciona puede que sencillamente necesite trabajar más, pulir su estilo y luego, con humildad de monje tibetano, ya si acaso, ponerse a pensar en si no gusta porque el mundo es malo o demás motivos. Me quema ese tipo de gente, que para escarnio público abunda.
    Saludos.

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  4. No llevo sombrero, pero si lo llevara me lo quitaría. En ausencia de sombrero aplaudo con efusión.

    Y te sigo desde ya.

    No, el lector no es tonto del culo. Me niego a creer que escribo para una mayoría de imbéciles.

    Otra cosa es que los autores se escuden en los éxitos de ventas de libros mediocres para no aprender a escribir mejor. Lo bien hecho, que diría mi madre, bien parece.

    Tu texto, por cierto, está mucho mejor escrito que la media internetera que he encontrado hasta el momento.

    Un saludo.

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