lunes, 5 de marzo de 2012

LA ARROGANCIA DE LA RAZA HUMANA (II). EL ADOCTRINAMIENTO DE LAS SOCIEDADES


La única manera de lograr que una sociedad al completo, crea firmemente que sólo su forma de entender la convivencia, o el desarrollo moral, es la correcta (y única), es el adoctrinamiento. Podríamos definirlo como el conjunto de medidas y prácticas “educativas” y de propaganda, usadas por las élites sociales dominantes como medio de control social.

Efectivamente, la idea o ideas (políticas, religiosas o morales), que el conjunto de la sociedad debe, no sólo acatar, sino interiorizar y dar como ciertas y necesarias, tienen su origen en una parte, habitualmente no mayoritaria, de dicha sociedad. Y no menos cierto es, como apuntó Don Javier Ariza a colación del artículo anterior de esta misma serie “El legado de los conquistadores”, que es el afán de poder (o riqueza), el que podría propiciar este tipo de conductas. Pero, ¿qué poder hay más grande que el de controlar una sociedad entera? ¿Qué riqueza no te puede proporcionar? Faraones, emperadores, reyes… han ostentado un poder absurdo confiriéndoles incluso facultades divinas.

Es necesario, para ejercer este tipo de poder en una sociedad, generando ese nivel de “hipnosis político-ético-moral” colectiva, es necesario digo, creer firmemente en aquello que  se pretende que el resto tome como único, cierto y verdadero. Independientemente de los medios que se utilicen para ello (de los cuales nos ocuparemos en artículos sucesivos).

Cuando el poder que se tiene sobre una sociedad es calificado de “divino”, o aclamado como salvador de dicha sociedad (puede ser político no tiene por qué ser religioso), entonces, la persona o personas sobre las que recae este “poder”, lo asumen e interiorizan de tal manera, que es imposible hacerles ver que su visión no tiene por qué ser la única y verdadera. Se llega a una arrogancia consentida. Dicha arrogancia se transmite a la sociedad por diferentes sistemas, inculcándola, moldeando el pensamiento, adaptando las costumbres, demonizando lo contrario. Hasta que se genera una arrogancia aprehendida. La arrogancia con que los individuos de esa sociedad mirarán hacia otras. Arrogancia con la que se esgrimirán argumentos ridículos. Argumentos que servirán de base para una ideología doctrinal. Ideología que tendrá funestas consecuencias. Podríamos nombrar algunos términos al respecto: Integrismo, guerra santa, inquisición, fascismo, nazismo…; otras más actuales, xenofobia, racismo…; y términos generales como “radical”.

No podemos ver el adoctrinamiento de las sociedades como algo del pasado, o ajeno a nosotros. Ciertamente pensamos que el término o la práctica, se reduce a sistemas dictatoriales de cualquier signo político, a sistemas político-religiosos etc. Pero el mundo occidental no está exento. Es el modo de llevarlo a cabo lo que ha cambiado, porque nosotros seguimos pensando que nuestro sistema de vida es el más adecuado. Tendríamos que hacernos las preguntas ¿desde cuándo creo esto? ¿Por qué lo creo? Tal vez la respuesta a la primera pregunta sea “desde siempre”, y para responder a la segunda… nos veamos repitiendo una sarta de afirmaciones manidas, que muchos otros defendieron antes que nosotros para fines muy distintos, porque no hemos hablado de las consecuencias de los términos mencionados anteriormente relacionados con el  “adoctrinamiento”: Esclavismo, Segunda Guerra Mundial, genocidio, exterminio, caza de brujas, cruzadas, Klu Klux Klan y un largo etc.

Todos estos movimientos que llevaron a sociedades enteras a ser perseguidas, o exterminadas. O desembocaron en guerras sinsentido, tuvieron un porqué racionalizado (fruto del adoctrinamiento). Habría que ver si no son los mismos argumentos que tenemos nosotros (u otras sociedades) para afirmar que nuestro (o su) sistema de vida y moral, es la más adecuada para todo el mundo.

ENRIQUE CABRERA

3 comentarios:

  1. Vivimos en un mundo de adoctrinamiento,somos adoctrinados desde pequeños,de una forma u otra y en todos los aspectos de nuestra existencia.De niños no cuestionaremos jamás lo inculcado,y de grandes,puede que nos quede la capacidad,aunque sea superficial,de preguntarnos(como en el caso en cuestión)si todo lo que conocemos como cierto,correcto e infalible,en verdad lo es.En muchos casos(muchos),la pregunta jamás será planteada,ni siquiera considerada.

    ResponderEliminar
  2. Eso me lleva a plantearme... ¿adoctrinar es igual a educar? La educación es necesaria, marca nuestras pautas de vida. ¿Podemos decir lo mismo del término adoctrinar?

    ResponderEliminar
  3. Mi querido amigo, educar es sinónimo de doctrinar, encaminar y dirigir, en su primera acepción. En la segunda dice de esta manera: Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven...
    Lo importante es no radicalizar la educación para no convertirla en adcotrinamiento. Que es sinónimo de "inculcar", término que llevado al extremo desemboca en el radicalismo irracional.

    ResponderEliminar