La
humanidad se caracteriza por no querer aprender de los errores, ni del pasado.
Nos congratulamos durante décadas por un acto relevante, por ejemplo la llegada
del hombre a la luna, pero queremos olvidar tan rápido lo que hacemos mal, que
no llegamos a aprender la lección, o eso parece.
Viendo
a rusos y polacos zurrándose la badana en las calles de Varsovia con motivo de
un partido de fútbol, y debido a las connotaciones
histórico-geográfico-políticas, no puedo evitar pensar en aquel acto de
barbarie que supuso la Segunda Guerra Mundial (por nombrar algún conflicto,
porque podríamos hacer referencia a otros), y que parece que queremos olvidar
rápido, o rememorar de esta manera tan
violentamente gratuita y desacertada. Y a raíz de aquí, y por extensión, reflexionar
sobre lo poco que la humanidad aprende de sus propios errores.
Caminamos
inexorablemente hacia el futuro, y éste por definición es incierto. Pero es
que, mirando el pasado que debería servir como referente, veo los mismos errores
una y otra vez. Nuestro principal problema son los motivos, porque pensamos que dichos motivos pueden
justificar una guerra. Estudiamos las razones que provocaron conflictos en el
pasado, calificando algunas de “sinsentido”, pero no nos paramos a analizar las
actuales, porque decidimos justificarlas con las circunstancias (coyuntura),
incurriendo en el mismo error que en el pasado.
Sé
que es una extrapolación exagerada, que sólo es un partido de fútbol, pero la
pregunta es que cómo algo tan nimio puede traer a la mente catástrofe tan
grande. Y lo cierto es que no hay respuesta. Se podría decir que soy un
pesimista, si en la actualidad no hubiera guerras, pero no es así. Miles de años,
y “la guerra” todavía no es un recuerdo.
Se han
librado batallas por la libertad, pero nunca se ha luchado por la convivencia
más allá de acuerdos, intereses o tratados. Se ha combatido por tierras, pero
nunca para compartirlas. Se ha luchado contra un tirano, pero nunca contra la
tiranía… jamás hemos luchado contra la guerra. Venceremos algún día en
una contienda que dura miles de años, donde perder o ganar siempre lleva al
mismo desenlace, la destrucción… venceremos un día la guerra contra nosotros
mismos. Seremos vencedores y vencidos, pero ya no habrá nadie para contarlo.
Enseñamos
las guerras en los libros de historia, pero no aprendemos nada.
ENRIQUE CABRERA
Enrique,me viene a la memoria un artículo que escribiste recientemente sobre el racismo,y lo vinculo con este tema,pues,la discrimación en su conjunto ha sido y es uno de los tantos motivos por los cuales se generan guerras.La intolerancia,la prepotencia,el defender nuestra posición al extremo tal de llevar nuestras diferencias a un campo de batalla,en vez de a una mesa de diálogo.Pero creo que hoy en día más que motivos para un conflicto armado,lo que hay son excusas.Vivimos en un sistema,el cual no llegamos a comprender del todo bien,y la guerra,lamentablemente,forma parte de él.
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