martes, 29 de mayo de 2012

LA ARROGANCIA DE LA RAZA HUMANA (V). RACISMO

Podríamos pensar erróneamente que el racismo aparece principalmente en tiempos de crisis. Pero la verdad es que un individuo,  o una sociedad, no puede “no ser racista” y de la noche a la mañana “ser racista”. Es necesario algo más que “el detonante” para tal cosa. El racismo es la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otros u otros. No es un simple (entiéndase aquí el término “simple”) “no me gustan” o “no me caen bien”. Más allá de eso, el racismo se puede convertir en una doctrina antropológica o política, que en más de una ocasión ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior.
Vayamos con las afirmaciones con las que muchos no estarán de acuerdo: el racismo es un sentimiento aprehendido, algo que no dice nada a nuestro favor. Lo hemos heredado de nuestros antepasados sin rechistar. Ha hecho falta mucho tiempo para comenzar a razonar en sentido contrario (y no en todas las partes del planeta). Los casos más claros con los que ejemplificar esto pueden ser… las personas negras, que desde la conquista de América hasta la historia reciente (Guerra de Secesión), fueron tomadas como esclavas; el sentimiento generado durante todos esos siglos por verlos como seres inferiores todavía está latente. Las personas musulmanas, “moros” (que curiosamente viene a significar “negro”), que estuvieron ocho siglos en la península, motivando la Reconquista que trajo un duro aparato político-religioso-propagandístico, que terminó avivando un sentimiento racista que muy posiblemente ya había. Sudamericanos: volvemos al descubrimiento y conquista de América…. Sin olvidarnos de los gitanos, rumanos, judíos... (del antisemitismo ya nos encargaremos en otra entrega).
Centrándonos en acontecimientos más modernos, podemos intentar explicar la animadversión a una etnia argumentando una coyuntura económica complicada, un conflicto bélico, terrorismo etc. Pero en realidad estaríamos intentando justificar lo injustificable. Si bien es  cierto que un momento histórico delicado, o unas acciones incomprensibles pueden motivar repulsa, no se debe generalizar; puesto que ese sentir podría instalarse en la conciencia colectiva, y con el paso del tiempo, olvidado ya los motivos, o sin valor por un momento histórico diferente, prevalecer de manera “casi inherente” (aprehendido); y haberse hecho extensible a todas las personas de una raza: odiándolas sin saber el porqué (eso es el racismo).
Es posible que hasta ahora no seamos capaces de asociar el racismo a la arrogancia de una sociedad. El racismo es un sentimiento, y en el peor de los casos una ideología política (o religiosa), que no surge sin más. Es necesario un detonante, generalmente coyuntural, y tiempo para que las ideas se asienten. La manera de adoctrinar a una sociedad en este sentido es muy importante, ya hicimos referencia a ello. El resultado no es sino el creer, por los motivos que sean, que una raza es superior a otra despreciando su procedencia, cultura, religión, hábitos, costumbres etc. Además el racismo se comporta como un virus. En primer lugar, si llego a la conclusión de que, por ejemplo, mi procedencia es mejor que la de otra etnia, o mi religión es la única y verdadera y no la de los otros, o mi moral es la única correcta y no la de la otra raza (podríamos hablar de color, costumbres…); si como digo, creemos que somos poseedores de la verdad en un solo ámbito, entonces es extensible a todos los demás. Además, al igual que un virus, se va contagiando al resto de los individuos de una sociedad.
Al racismo van unidos términos como: esclavitud, genocidio, indefensión aprendida, limpieza étnica y algunos más. Ha sido, y todavía sigue siendo, un lastre para el desarrollo de sociedades enteras. Ha puesto de manifiesto la barbarie de la humanidad. Ha provocado campos interminables de refugiados… de concentración… de exterminio. Y lo peor de todo es que si necesita tiempo para desarrollarse, también lo necesita para ser erradicado.
Si todavía hay alguien que piense que el racismo no tiene nada que ver con la arrogancia de la raza humana, analizaremos los aspectos básicos. En primer lugar es necesario que las razas hayan convivido juntas. Eso explicaría por qué el racismo cambia de “objetivo” dependiendo del lugar del planeta hacia el que miremos. Y en segundo lugar, es necesaria una diferencia. Sí, analicemos si no: negros, moros, amarillos (chinos, japoneses, etc.), judíos, gitanos, rumanos… color, creencia, costumbres… cuanto menor es la diferencia, menos sentimiento racista. “Yo soy mejor porque ellos son diferentes”. Si se piensa que ser blanco es mejor que ser negro, entonces mi procedencia es mejor, mi cultura es mejor, mi religión es mejor, mi moral es mejor, soy más inteligente, por tanto tengo más derechos y poder sobre ellos… Mi sociedad es mejor.
¿No es una incongruencia paradójica que si una sociedad es mejor en todo eso, someta a la sociedad supuestamente inferior? Si fuera cierto que una sociedad es superior a otra, con todas las virtudes que se desprenden de esa afirmación ¿No sería moralmente correcto ayudarla?
Nuestra arrogancia nos ha llevado a límites insospechados en relación al trato con otras culturas y razas.
Creo que hemos avanzado mucho para que podamos pensar todavía que somos mejores que otros simplemente por el lugar de procedencia, color o credo. Pero el sentimiento es difícil de erradicar. A veces pienso si este… “racismo moderno” heredado de nuestros antepasados no es sino un reflejo actual del Miedo.

ENRIQUE CABRERA

1 comentario:

  1. Pienso que _como muchos males_ ,el racismo nace en el hogar.Cuando nuestros hijos se rien del niño que es diferente a ellos (ya sea por discapacidad física o mental,por procedencia geográfica,por color de piel,por creencia religiosa,por preferencia sexual,etc.) ,y no le decimos absolutamente nada,o peor aún,nos reímos con ellos;cuando les decimos que no se junten con "el negrito" de la esquina,cuando les exigimos ser competentes para triunfar en la vida,dejando de lado la tolerancia y el respeto hacia los demás;cuando elogiamos sus cualidades pero no le hacemos notar sus equivocaciones,alimentando su ego en forma desmedida;cuando hacemos comentarios sobre males que aquejan a la sociedad y culpamos a un sector en específico de la misma;cuando les inculcamos ideas o creencias propias como verdades absolutas,sin dejarles margen de contemplación para otras diferentes a las nuestras...
    Creo que ahí radica el orígen de un mal que no es "racista",ya que no dircrimina sociedad alguna,ni clase social,ni credo,ni raza,ni sexo;y se alimenta continuamente.Cuando un blanco discrimina a un negro,este discriminará a aquel,y así sucesivamente,formando un círculo vicioso.
    Creo que debemos inculcar un poco más de humildad,para contrarrestar esa arrogancia que está caracterizando a nuestra especie.
    Un gran artículo,como siempre,Enrique.

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