viernes, 13 de enero de 2012

"SER" Y "EXISTIR".........."COGITO, SUM"


René Descartes postuló, tras dudar de todo aquello que lo rodeaba, que el único hecho indiscutible era precisamente, que dudaba. Los sentidos, la razón, la causística… todo podía ser un engaño causado  bien por nuestro propios sentidos; Dios (a través de la razón, poniendo como ejemplo las afirmaciones matemáticas), o, para aplacar a los creyentes más acérrimos, un “genio maligno” (alegoría en la cual no vamos a entrar, pero que tiene que ver, igual que en el caso de Dios, con la razón). Su “primera verdad” desprendida del hecho de desconfiar de todo fue: “pienso, existo” (“cogito, sum”); por dos motivos, el primero era que para poder se engañado había que existir, y el siguiente el hecho mismo de no poder dudar de que estaba pensando (esta sería, resumido en exceso, una de las teorías más importantes de Descartes).
            Admitiendo un profundo respeto por Descartes, filósofo, matemático, físico y padre de la filosofía moderna, he de decir que su teoría me parece egocentrista por dos motivos. Uno de ellos porque limita la “característica” de existir exclusivamente al ser humano, ya que seríamos los únicos, a priori, no ya de poder pensar, sino de ser conscientes de ello. En segundo lugar porque es una visión individual de la existencia, ya que, siguiendo su propio razonamiento, una persona estaría segura exclusivamente de la suya propia, y no de la de los demás, porque éstos también son percibidos a través de los sentidos, y nuestros sentidos pueden engañarnos.
            Ahora es cuándo todos aquellos que saben más filosofía que yo, me “echan a los perros” al afirmar que la teoría de René tiene errores conceptuales y de perspectiva.
            Para aquellos que continúan leyendo, comenzaremos por los conceptuales. Estando de acuerdo en que nuestros sentidos pueden distorsionar la realidad, hecho que se podría ejemplificar ampliamente, no podemos afirmar tan alegremente, que un objeto no exista por el simple hecho de que puedo no percibirlo en su auténtica naturaleza, de manera que estaría diciendo que todo aquello que yo no pudiera percibir o que fuera susceptible de ser una distorsión o engaño de mis sentidos, simplemente no existe. De esa manera parece que la existencia está supeditada a mi percepción. Un objeto, en el supuesto que no estuviera ahí realmente, sea en mi mente, en la de Dios o en la de un genio maligno, existe. Y si realmente está en ese lugar, sea de cualquier manera diferente a la cual yo lo percibo, también existe. Descartes no diferencia entre “existir” y “ser”. No podemos limitar la existencia a un nivel físico, ni siquiera mental. Se existe si a nivel pre-consciente, consciente o subconsciente, se realiza una proyección o interpretación de cualquier cosa, objeto, sentimiento etc. Los pensamiento existen, los sentimientos, los sueños... Son realidades que dependen de nosotros, pero son “reales”. De la misma manera, un objeto cualquiera, que puede que no sea exactamente como yo lo percibo, existe, puede que sea cierto que es un engaño de mis sentidos, pero existe, aunque sea a ese nivel. La prueba está en que no todo el mundo percibe las cosas de la misma manera, hecho que, en mi opinión, reafirma la existencia. Y qué egocéntrico sería, además, si dijera que lo que no soy capaz de percibir, aunque fuera erróneamente, no existe. ¿Qué es entonces el “ser”? Permitidme, para aquellos que todavía leéis, que para explicar esto, hable del segundo error de René, el error de perspectiva.
            Estoy de acuerdo con Descartes en que es necesario confirmar que nosotros, al contrario de los pensamientos o los sueños, somos independientes, que no estamos dentro de una consciencia superior, ni vivimos en urnas donde somos manipulados para “imaginar” todo esto que nos rodea (Matrix). René asegura que la confirmación de nuestra propia “existencia” (primer error recuerden) es el hecho de pensar (ya que se duda), eso significa que un objeto inanimado no existe, ni una planta, etc… algo completamente ilógico ya que, aunque fuera de manera errónea, están siendo percibidos, y aunque fuera en nuestra imaginación o por inducción, existen. Es ahí donde hay que cambiar la perspectiva e introducir el concepto de “ser”. En relación a la perspectiva diremos que el “simple” hecho de pensar no afirma nuestra “existencia” independiente, tan sólo podemos afirmar que pensamos y que dudamos, algo que podría ser inducido por nuestro amigo el genio maligno, o Dios. Hay que ir más allá, no sólo “existimos”, sino que “SOMOS”, y lo hacemos de manera independiente por la capacidad de desarrollar nuestras propias teorías a raíz de las preguntas que nos hacemos del mundo que nos rodea. Haced un esfuerzo y recordad que, por ejemplo, en un sueño pensamos, pero no realizamos suposiciones ni desarrollamos teorías, ni nos hacemos preguntas del extraño mundo que nos rodea, simplemente lo comprendemos por muy ilógico, o abstracto que sea, es sólo al despertar cuándo nos sobrevienen las dudas acerca de ese mundo tan extraño que, por un momento, se ha creado en mi mente. Ese sueño ha existido, pero no “es”. Yo “existo” y “soy”. Existo porque puedo ser percibido por los demás, y, aunque no fuera percibido por nadie, yo sería consciente de mi mismo. “Soy”, porque tengo la capacidad de generar mis propias teorías y razonarlas, lo que demuestra que no estoy en la consciencia de nadie, ni pertenezco a un sueño, ni nada por el estilo.
            Se puede “existir” sin “ser”, pero no al contrario. “Ser” es un concepto mucho más amplio. “Pienso, existo”, es sólo el comienzo.

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