viernes, 10 de febrero de 2012

UN NANOSEGUNDO


Aquel maldito semáforo otra vez. No tiene prisa, pero la presión lo pone nervioso. El tiempo que permanece “abierto” es… ridículo. Y esa pendiente… dificulta la maniobra.

Mantiene el embrague pisado, hace ya tiempo que el rojo reina, no quiere despistarse. Es un coche antiguo, el pedal está duro, la pierna se resiente. La primera velocidad está engranada lista para sacarlo de allí. Y sucede. Parece cámara lenta, como si el rojo desapareciera poco a poco. Mira hacia delante. Liberara el embrague, un centímetro dos tr… “Piiiiiiii”. El sonido estridente de la impaciencia irracional. Pierde el control de la pierna izquierda. El vehículo da un gran brinco hacia delante parándose en seco. Más conductores protestan. Gira la llave. Otra sacudida. Olvidó pisar el embrague. Otro intento. Más estruendo. El color amarillo. Acelerón en vacío. Color rojo.

Todos pitan al unísono, filarmónica de la estupidez. Todo vuelve a empezar. La presión de la impaciencia ajena vuelve a acongojarlo.

Efectivamente; definición de nanosegundo: “tiempo transcurrido desde que un semáforo se pone en verde, hasta que el más imbécil de los conductores toca el claxon”.

Enrique Cabrera

1 comentario: