martes, 31 de julio de 2012

LA ARROGANCIA DE LA RAZA HUMANA VIII. TOLERANCIA HIPÓCRITA


No me gustaría que alguien pudiera ofenderse por lo que va a leer. Que cada cual haga un ejercicio de introspectiva además de mirar a su alrededor, antes de dar por sentado que lo que se dice aquí no es cierto.

Nos jactamos de vivir en el primer mundo, en el mundo occidental, en una civilización que ha dejado atrás comportamientos de la edad media, en una sociedad radicalmente diferente a la de mediados de siglo XX. Vivimos en la “modernidad” con pensamientos progresistas, tolerantes. Rechazamos el racismo, la xenofobia, la discriminación religiosa… En nuestro entorno cercano vemos negros, gitanos, musulmanes… La sociedad “primermundista”, y los individuos que la conforman, han aceptado la pluralidad, girando hacia un concepto avanzado de convivencia que asentará las bases de los modelos sociales futuros.

…Y cómo nos gustaría que fuera cierto.

Intentemos no engañarnos durante algunas líneas. Las sociedades modernas  no son unas racistas redomadas ni xenófobas radicales (al menos no la mayoría); pero es que ha tenido que “perseguirse” la intolerancia, el racismo, y repudiar dichos movimientos  como “antes” se repudiaba a los judíos (que paradójico), para hacer cambiar a los miembros de una sociedad. ¡Intolerancia contra la intolerancia! Es un gran lema pero con un desarrollo equivocado. Como tantas cosas que hacemos, queremos resarcir el daño causado con anterioridad de manera radical, lo más rápido posible; señalar con el dedo al racista, marginar al xenófobo, ridiculizar al intolerante, no nos lleva hacia un mundo tolerante porque no nos enseña nada. Por el contrario infunde miedo al rechazo de la sociedad, y de los tuyos. Esa manera de plantear la lucha contra la intolerancia genera Tolerancia Hipócrita. Una tolerancia aprendida no en virtud de la lógica, ni la educación, sino por miedo al “castigo social”; que obviamente es una persuasión poderosa, pero carente de espíritu “integrador”.

Sigamos siendo sinceros un poco más. Ser tolerante está de moda, introduce a los individuos dentro de grupo, es progresista. Ser intolerante no está de moda, es retrógrado, aleja a la persona de la sociedad. Así que vayamos donde vayamos todo el mundo es un ejemplo de tolerancia e integridad social. Por eso a todo el mundo le daría igual que su hijo/a se casara con un negro/a, un musulmán/a, gitano/a. A cualquier empresario le daría igual contratar a minorías aunque no tuvieran ventajas fiscales (ya el hecho de tener ventajas fiscales denota que no somos tan tolerantes). A nadie le importaría que en el colegio enseñara educación física o educación sexual un gay, religión o ética una mujer divorciada. Nadie tendría problema en tener una hija lesbiana, un hijo homosexual. Nadie sabe, ni ha dicho ni ha oído, expresiones o palabras como: “Los gitanos si no te la dan a la entrada, te la dan a la salida”, “Calentito”, “Sudaca de mierda”, “Tiraflechas”, “Marión vicioso”, “Todos los rumanos son iguales”… y muchas más. Varían en función al país. “Hispanos delincuentes”, etc.

Rasquemos un poco la superficie. Tan débil es la moral tolerante de nuestras sociedades, que una campaña gubernamental en respuesta ataques terroristas, ha conseguido deshacer el “trabajo” de tantos años, porque ahora mucha genta piensa que todos los musulmanes son radicales y extremistas. Los actos de barbarie cometidos por personas de determinada religión, o raza, no tienen por qué definir o englobar a todos los individuos que la practican (religión) o son pertenecientes a ésta (raza). Es este un ejemplo claro, aunque un poco duro, de lo fácil que es dar marcha atrás. Y si es sencillo, es porque no está asimilado ni interiorizado.

La tolerancia de las sociedades modernas es de papel, y arde con facilidad al no estar sustentada por una educación que nos haga ver que todos somos iguales. Que las diferencia de culturas, de concepciones de la vida, de entender la religión, no tiene que ser un obstáculo. Que unos pocos no definen a muchos.

La arrogancia heredada es la que permite mirar por encima del hombro a otros individuos, la que nos hace no aceptar, aunque sea en secreto, a otros por motivos que en realidad son ridículos.

Miraos y sed sinceros, nadie lo sabrá, y preguntaos si alguna vez no habéis dicho: “Yo no tengo nada en contra de... pero…”. Que cada uno complete la frase como crea conveniente.


ENRIQUE CABRERA

viernes, 27 de julio de 2012

EXTRACTO MUSICAL DE "LA MUSA. NOVELA DE UNA OBSESIÓN" LEONARD COHEN

Harry bebe solo en su casa, intentando que el tiempo pase más rápido para encontrarse con Sandra.

[...]Mi trabajo abandonado en la mesa del salón, yo abandonado a la desidia de los días y los días abandonados a la desesperación de tenerlos que ver pasar. Leonard Cohen comenzó a acompañarme el miércoles: “A Thausand kisses deep”, una letra extraña para un sentimiento peregrino que me guiaba a través de un día absurdo. Me encontré siguiendo la aguja del reloj en su imparable pero repetitivo recorrido. Que paradójico resulta ver cómo el tiempo, que no tiene un término físico mas allá de una mera definición, tenga un espacio tan limitado para ser medido. El tiempo, que puede hacer que las consecuencias de una acción perduren toda una vida, o incluso más, nosotros lo veamos como simple arena dentro de un recipiente de cristal. No conseguí que los minutos pasaran más rápido, pero sí que no tuvieran sentido. No sólo se miden las horas contando bulbos vacíos, también los vasos quedan vacíos, también son de cristal las botellas.[...]

A thausand kisses deep. Leonard Cohen



martes, 17 de julio de 2012

LA MÚSICA DE "LA MUSA NOVELA DE UNA OBSESIÓN". KEITH JARRETT

EXTRACTO MUSICAL 

Un tema maravillosamente interpretado por Keith Jarrett. Harry reflexiona en la penumbra del salón sobre cuánto tardará el éxito en esfumarse.

[...]El apartamento estaba en penumbra a pesar de que era más de mediodía. Las persianas cerradas no dejaban pasar la luz. En su lugar el piano de Keith Jarrett envolvía los contornos enrarecidos por la oscuridad, de todos los muebles del salón. Tumbado en el sofá dejo que la música guíe mi pensamiento hacia la profundidad, me sumerjo en las notas, puedo sentir como llegan hasta mi cerebro, y resuenan en mi cabeza para ser interpretadas por el corazón. La conciencia divaga y se libera: “Sigues siendo un escritor de segunda, el éxito no proviene de tus novelas, sino de las circunstancias, ¿cuánto durará?” ¿Cuánto tiempo seré capaz de mantenerme en la cima? De repente un sonido salido de la nada hace desaparecer la magia, las sombras de los muebles ya no van en volandas de la música, la conciencia se calla otra vez, es como si se golpea una mesa donde hay un castillo de naipes. Había sonado el teléfono, la música cesó y la luz hizo su entrada a través de las ventanas.[...]


Keith Jarrett. Be My Love.
 

domingo, 8 de julio de 2012

LA MÚSICA DE "LA MUSA. NOVELA DE UNA OBSESIÓN"

EXTRACTO MUSICAL


"La Musa. Novela de una obsesión" tiene una banda sonora definida. la música acompaña a algunas de las escenas más importantes. El primer tema que aparece es "Hotel California" del grupo The Eagles.
Harry acaba de conocer a Sandra y Troy, que lo tratan como sospechoso del asesinato de su editor. En la ducha comienza a meditar sobre lo sucedido y sobre lo que puede suceder.

[...]Dejé que el agua resbalara por todo mi cuerpo. A pesar de que estaba caliente, muy caliente, permanecí inmóvil, con los ojos cerrados, respirando hondo. De fondo, Eagles, Hotel California “…We are all just prisioners here, of our own device…” Tal vez la canción tenga razón en parte, y aunque no “estemos” prisioneros, si que “seamos” prisioneros de nuestros pecados, por nuestras mentiras. Todos tenemos algo que ocultar, y lo hacemos en el lugar más seguro, dentro de nosotros mismos [...]

jueves, 5 de julio de 2012

LA ARROGANCIA DE LA RAZA HUMANA VII. GENOCIDIO


Probablemente el genocidio sea una de las consecuencias más atroces de la arrogancia de una sociedad. La exterminación sistemática de una raza, o etnia, sólo puede ser concebida en un marco de derecho auto-concedido. Es esta característica, la primera y más relevante que demuestra cómo llegamos a ser los seres humanos. La atribución unilateral de derechos de una sociedad sobre otra, implica de degradación del otro hasta una categoría subhumana. Es esta degeneración la que ha posibilitado y posibilita en la actualidad, la matanza de personas por el simple hecho de pertenecer a una sociedad, raza o étnica diferente.

Tal vez es posible que no sea necesaria tanta parafernalia moral. Y que una sociedad elimine a otra porque… por ejemplo, ocupe un territorio valioso. Pero, antes de dar por hecho esta teoría, es necesario que analicemos lo que realmente es un genocidio. Hostigar, perseguir, y dar muerte de manera impía, a hombres mujeres y niños. Pero las personas que llevan a cabo esta masacre, tienen familia, saben lo que es el dolor… etc. Y es imposible reunir un ejército de psicópatas. No están locos. Ni son enfermos. ¿Cómo se puede entonces llegar a ese extremo? La respuesta la tenemos en nuestro interior. ¿Quién no ha aplastado a un insecto alguna vez? El motivo de no sentirse culpable es que no es una persona, molesta y puede ser nocivo para la salud (podría picarte). Los mecanismos de “autodefensa” y “autoconvencimiento” no hay que generarlos, sólo hay que extrapolarlos a otras situaciones.

Las personas, por tanto, nacemos con la capacidad de eliminar a otros seres vivos sin sentirnos culpables. Además, tenemos claro que estamos un escalón por encima del resto de los animales por el hecho de que somos racionales. Lo que significa que también tenemos el sentimiento de superioridad. Es innato. Lo que propicia que sistemas políticos, o ideologías religiosas o de cualquier tipo llevadas al extremo, pueden generar corrientes de pensamiento orientadas a menoscabar de tal manera a un grupo, que se llegue a menospreciar la condición de sus componentes como personas.

Como hemos dicho anteriormente, es posible que toda esta parafernalia ética no sea necesaria para un acto tan cruento. Y es más que posible que no en todos los casos haya sido necesaria una… incubación ideológica. Los intereses económicos o políticos son poderosos motivos. Lo que no podemos negar, es que para eliminar a una raza, sea por el motivo que sea, es necesario creernos con derecho a ello; confiriéndonos un poder… divino, ideológico, evolutivo, o… “racional”, que tiene que tener dos características. Una de ellas es que esté consensuado por la mayoría de la sociedad que supuestamente ostenta ese derecho. Y otro es que persiga un fin superior a ellos mismos. Porque siempre se hace por el bien de la comunidad. Claro. Con todo esto, cogemos palos y piedras, lanzas y escudos, crucifijos y espadas, mosquetes y cañones, rifles y flechas, la Biblia y el Corán, fusiles y ametralladoras, socialismo y comunismo, fusiles de asalto y lanzacohetes. Y matamos de igual manera que aplastamos a una hormiga. Sin ningún tipo de resentimiento, y con la superioridad como bandera.

La raza humana es una genocida histórica: Se piensa que el Homo Sapiens causó la desaparición del Homo Neanderthalensis. Esto es una teoría pero… el Imperio Romano, las revueltas de An-Lushan, las Cruzadas, las masacres de los mongoles, la conquista de América, las guerras de religión en Francia, las guerras del opio,  en el Congo con Leopoldo II, la Primera Guerra Mundial, Joseph Stalin, la Segunda Guerra Mundial, la masacre francesa en Argelia, Vietnam, Camboya, Ruanda… Libia… y más. Estos son hechos. Hechos que nos demuestran que la arrogancia humana está por encima de nosotros mismos. Porque no somos capaces de aprender.

Las sociedades adoptan la moral de las personas que las forman. Y el mundo es el mosaico de todas esas sociedades. Nuestra forma de vida es tal y como la hemos construido, ya que ha evolucionado a partir de nosotros, no al margen. Este hecho lógico no tendría mayor importancia sin las acciones derivadas de la credulidad de la superioridad racial (entre otras). Porque si el mundo es así porque las sociedades son así, y las sociedades son el reflejo de la moral del conjunto de sus constituyentes y yo soy uno de esos axiomas; entonces el mundo en que vivimos es el reflejo de cada uno de los individuos del conjunto. Ergo, todos somos responsables de lo que ocurre en nuestro planeta.

Asumámoslo de una vez: el mundo es tal y como lo hemos hecho nosotros.




 ENRIQUE CABRERA